domingo, 29 de enero de 2012

Larry Harlow, la leyenda del jazz y la salsa vuelve a Colombia

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Larry Harlow, la leyenda del jazz y la salsa vuelve a Colombia


eL expianista de la Fania estará en el Jazz Fest de Cartagena y hará conciertos en Cali y Bogotá

El año exacto no lo recuerda, pero pudo ser a mediados de los 50. Montado en una guagua (bus) en Cuba, Larry Harlow ensaya con otros músicos mientras va hacia la provincia de Matanzas. Lleva poco tiempo en la isla, tras viajar desde Nueva York, deslumbrado con la música caribeña. "Desde que estaba en el colegio, el jazz me apasionaba. Luego asistí a una escuela de música y arte hispano, en el corazón de Harlem, y mi vida fue otra. El sonido que salía de las bodegas (los salones de baile) y de las tiendas de discos era el mambo: Tito Puente, Noro Morales y Pérez Prado. Enloquecí y corrí hacia Cuba", recuerda Harlow, el expianista de la Fania , con su español enredado.
Allí, no solo aprendió de música, sino que se aproximó a la religión yoruba: la santería. "Soy un santo, de verdad", dice Harlow, al referirse a que fue consagrado como hijo de Oshún, una de las deidades. "Pero la fiesta se acabó cuando llegó Fidel (Castro) al poder y cerró las escuelas", se queja este neoyorquino, nacido en Brooklyn y criado con las costumbres judías de su familia. Larry -cuyo nombre real es Lawrence Ira Kahn- ya tocaba el piano a los 5 años, gracias a su padre, Buddy Harlow, bajista profesional.
Luego de su paso por Cuba, regresó a su ciudad natal, donde alternó sus estudios de Ingeniería de Audio con el jazz , el género que lo trae esta noche como invitado principal del Cartagena de Indias Jazz Fest. Fue en Cuba donde Harlow descubrió la posibilidad de combinar la improvisación del jazz con el ritmo frenético de los latinos. "Eso se empezó a llamar salsa, que tenía mucho de África", asegura. De hecho, a mediados de febrero ofrecerá en Cali y Bogotá una muestra de esa otra faceta, la salsa, en dos conciertos junto al célebre Ismael Miranda.
La generación de los 70 Reconocido como pianista y productor musical, Harlow montó su propia orquesta, en la que cantó su hermano menor, Andy, y después un jovencito de voz prodigiosa, de tan solo 15 años: el puertorriqueño Ismael Miranda.
El sonido boogaloo de la Orchestra Harlow hacía de las suyas en los salones de baile. Fue la época de El exigente (1967), el primer álbum de la dupla Miranda-Harlow, que trajo éxitos como Abran paso . Por esa época, el pianista vivió una anécdota que le marcó la vida: "Estábamos ensayando con la presencia de don Arsenio Rodríguez (uno de los cultores del son montuno), cuando entré al recinto. Miranda gritó: 'Llegó el maravilloso'. De inmediato don Arsenio completó la frase: '¿Quién? ¿El judío maravilloso?'. Y así me quedé". Gracias a su virtuosismo, el 'Judío maravilloso' se convirtió, al lado de Johnny Pacheco y Jerry Masucci, en uno de los pioneros del movimiento neoyorquino que fusionó, como ningún otro, el latin jazz con los sonidos afrocaribeños: la Fania All Stars.
"La Fania es la historia de la salsa, la que la puso en el mapa mundial", asegura Harlow, quien formó parte del cartel de pianistas del grupo, junto a Richie Ray, Eddie Palmieri y Papo Lucca. Pero a Harlow también le gusta hablar del presente. Cumplirá 73 años y sigue teniendo muchos planes: publicará una autobiografía, que se titulará Abran paso y que promete polémica por sus revelaciones; tocará con la Sinfónica de Puerto Rico, será el director musical de una película ( I Dream of Mambo ) y seguirá haciendo conciertos.
REDACCIÓN CULTURA Y ENTRETENIMIENTO
ELTIEMPO CO.


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