Larry Harlow, la leyenda del jazz y la salsa vuelve a Colombia
eL expianista de la Fania estará en el Jazz
Fest de Cartagena y hará conciertos en Cali y Bogotá
El año exacto no lo recuerda, pero pudo ser a mediados de los 50. Montado en
una guagua (bus) en Cuba, Larry Harlow ensaya con otros músicos mientras va
hacia la provincia de Matanzas. Lleva poco tiempo en la isla, tras viajar desde
Nueva York, deslumbrado con la música caribeña. "Desde que estaba en el colegio,
el jazz me apasionaba. Luego asistí a una escuela de música y arte hispano, en
el corazón de Harlem, y mi vida fue otra. El sonido que salía de las bodegas
(los salones de baile) y de las tiendas de discos era el mambo: Tito Puente,
Noro Morales y Pérez Prado. Enloquecí y corrí hacia Cuba", recuerda Harlow, el
expianista de la Fania , con su español enredado.
Allí, no solo aprendió de música, sino que se aproximó a la religión yoruba:
la santería. "Soy un santo, de verdad", dice Harlow, al referirse a que fue
consagrado como hijo de Oshún, una de las deidades. "Pero la fiesta se acabó
cuando llegó Fidel (Castro) al poder y cerró las escuelas", se queja este
neoyorquino, nacido en Brooklyn y criado con las costumbres judías de su
familia. Larry -cuyo nombre real es Lawrence Ira Kahn- ya tocaba el piano a los
5 años, gracias a su padre, Buddy Harlow, bajista profesional.
Luego de su paso por Cuba, regresó a su ciudad natal, donde alternó sus
estudios de Ingeniería de Audio con el jazz , el género que lo trae esta noche
como invitado principal del Cartagena de Indias Jazz Fest. Fue en Cuba donde
Harlow descubrió la posibilidad de combinar la improvisación del jazz con el
ritmo frenético de los latinos. "Eso se empezó a llamar salsa, que tenía mucho
de África", asegura. De hecho, a mediados de febrero ofrecerá en Cali y Bogotá
una muestra de esa otra faceta, la salsa, en dos conciertos junto al célebre
Ismael Miranda.
La generación de los 70 Reconocido como pianista y productor musical, Harlow
montó su propia orquesta, en la que cantó su hermano menor, Andy, y después un
jovencito de voz prodigiosa, de tan solo 15 años: el puertorriqueño Ismael
Miranda.
El sonido boogaloo de la Orchestra Harlow hacía de las suyas en los salones
de baile. Fue la época de El exigente (1967), el primer álbum de la dupla
Miranda-Harlow, que trajo éxitos como Abran paso . Por esa época, el pianista
vivió una anécdota que le marcó la vida: "Estábamos ensayando con la presencia
de don Arsenio Rodríguez (uno de los cultores del son montuno), cuando entré al
recinto. Miranda gritó: 'Llegó el maravilloso'. De inmediato don Arsenio
completó la frase: '¿Quién? ¿El judío maravilloso?'. Y así me quedé". Gracias a
su virtuosismo, el 'Judío maravilloso' se convirtió, al lado de Johnny Pacheco y
Jerry Masucci, en uno de los pioneros del movimiento neoyorquino que fusionó,
como ningún otro, el latin jazz con los sonidos afrocaribeños: la Fania All
Stars.
"La Fania es la historia de la salsa, la que la puso en el mapa mundial",
asegura Harlow, quien formó parte del cartel de pianistas del grupo, junto a
Richie Ray, Eddie Palmieri y Papo Lucca. Pero a Harlow también le gusta hablar
del presente. Cumplirá 73 años y sigue teniendo muchos planes: publicará una
autobiografía, que se titulará Abran paso y que promete polémica por sus
revelaciones; tocará con la Sinfónica de Puerto Rico, será el director musical
de una película ( I Dream of Mambo ) y seguirá haciendo conciertos.